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Maravilla  }  Ríos y arroyos

Tres hombres en una barca

Prólogo: Bien comenzado está medio hecho

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¿Dónde está?

Emilia-Romagna

43010 Polesine Parmense PR, Italia (36m s.l.m.)

map

Así que aquí estamos , en el momento central de nuestro tríptico Po: primero las fuentes y Monviso, de mochilero; luego el descenso del río en barca y, por último, la travesía de los siete brazos del Delta en bicicleta y por cualquier otro medio. Primero, la relectura de un clásico del humor de viajes, Tres hombres en una barca (por no hablar del perro). No tenemos el perro, pero por lo demás ése es el espíritu.

La elección recae en uno de esos indestructibles barcos pesqueros de aluminio conocidos como canadienses, diseñados para los turbulentos ríos de Norteamérica. La persona que nos lo vende es un tal Manrico, antepasado de Longobard a juzgar por el nombre, y decidimos por unanimidad que nuestro nuevo barco será el Manrichetta.

prologo-01Guardamos nuestras armas y equipajes, con el equipo de seguridad prescrito, desde chalecos salvavidas a bengalas...

Otra decisión estratégica: ¿dónde iniciar el descenso? Por convención, el Po se considera navegable desde Pavía, por lo que serían 400 kilómetros. Demasiados para poner en orden nuestras respectivas agendas, así que nos desplazamos por el mapa fluvial hasta un nombre, Polesine Parmense, que enciende el entusiasmo de los más sensibles a la buena mesa: "¡Aquí está Cavallino Bianco!", el restaurante de la familia Spigaroli, heredera de una osteria frecuentada a principios del siglo XX por quienes esperaban el ferry a la orilla opuesta. "¡Este es el sanctasanctórum del culatello!" y a todos nos parece una muy buena razón, razón por la que convergemos en este lugar del valle del Po, en la frontera entre Parma y Piacenza. Aún nos quedan por delante 250 kilómetros y cinco días de viaje en barco.

prologo-02Un majestuoso cerdo negro de Parma, padre de los mejores culatelli, en su corral con vistas al Po.

El prólogo termina en la mesa, frente a un excitante tagliere y una botella de espumoso Malvasia, porque por estos lares con salumi bebemos sobre todo blanco y terminamos con un nocino. Antes de dirigirnos al puerto, rendimos el debido homenaje a la deidad tutelar de toda esa charcutería: Maciste, el poderoso jabalí negro de Parma que retoza como un sultán con su harén a la sombra de una alameda.

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