

Torre d. R. - Cardinale - La avellana redonda de Calabria
Entre las muchas tipicidades calabresas, un humilde fruto del bosque se ha convertido en el orgullo de la repostería local
¿Dónde está?

Una sorprendente excelencia calabresa
Calabria es una de las regiones italianas más activas en coricultura, es decir, en el cultivo especializado de la avellana(Corylus avellana), que afecta sobre todo a los municipios vecinos de Torre di Ruggiero (m 590) y Cardinale (m 560), en la vertiente jónica del Serre calabrés, y al municipio de Simbario (m 766), en la vertiente tirrénica.
En el Serre dos Ciudades del Avellano
El avellano es un pequeño árbol común en los bosques mixtos de hoja caduca, donde atrae la atención de aves de pico fuerte como el pájaro carpintero y de roedores como el lirón careto. Cultivado desde tiempos inmemoriales en muchas partes del mundo, también en Italia se ha diferenciado a lo largo de los siglos en variedades regionales ahora protegidas por marcas específicas. En cuanto a Calabria, la avellana está documentada como cultivo comercial en el siglo XVIII en Cardinale y en la segunda mitad del siglo XIX en Torre di Ruggero, municipios que desde 2007 forman parte de laAsociación Italiana de Ciudades de la Avellana.
Un fruto virtuoso y ecléctico
Fruto virtuoso y ciertamente saludable, por la suma de sus nutrientes la avellana es presentada incluso por sus más entusiastas partidarios como un factor de bienestar. Los productores de la variedad Tonda di Calabria señalan concretamente una concentración superior a la media de ácido oleico, el componente más virtuoso de las grasas vegetales. Y esto en lo que se refiere a la salud, porque en lo que se refiere al sabor, desde la confitería hasta el helado, hay mucho donde elegir, baste citar la famosa trufa de Pizzo, sobre todo durante las fiestas que las ciudades avellaneras calabresas organizan en beneficio de los veraneantes.
Los nobles orígenes del cultivo de la avellana calabresa
El primer avellanar calabrés, en el sentido técnico del término, se remonta a la segunda mitad del siglo XIX y se debe a un personaje imprevisible , el célebre jurista napolitano Gaetano Filangieri, que como muchos intelectuales de su época encontró deleite en las ciencias naturales y en particular en la botánica aplicada, pasión que le convenció para experimentar la producción de avellanas en el castillo familiar de Razzona di Cardinale.