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La Ferdinandea y el bosque de Stilo
En el corazón del Serre un destino ineludible por su combinación de arqueología industrial y naturaleza a un nivel de interés extraordinario
¿Dónde está?

La razón de ser de una fundición en el corazón del bosque
La colocación de la primera piedra de lo que se convertiría en un complejo siderúrgico pionero en el Reino de las Dos Sicilias se remonta a finales del siglo XVIII. El nombre hace referencia a Fernando II de Borbón, que demostró ser un gobernante progresista al promover el desarrollo industrial del Sur, sólo para ser recordado como Rey Bomba por la feroz represión con la que se aplastaron los levantamientos de 1848. La ubicación del complejo, a 1.061 metros sobre el nivel del mar, en medio del llamado bosque de Stilo, no es casual, ya que en aquella época los altos hornos se alimentaban de madera. Y si este maravilloso bosque de abetos y hayas ha sobrevivido prácticamente intacto hasta nuestros días es gracias a la rápida parábola del Ferdinandea.
De complejo industrial a centro de vacaciones
LaFerdinandea se fundó como fundición de cañones de gran calibre en el contexto de la industria siderúrgica que se asentaba en la cercana ciudad de Mongiana. En la primera mitad del siglo XIX, era la joya de la corona de la economía calabresa, pero debido a ciertas consecuencias imprevisibles de la Unificación de Italia, decayó rápidamente. La Ferdinandea pasó entonces a manos del calabrés Achille Fazzari, una peculiar figura de garibaldino que había ascendido al cargo de diputado, quien intentó en vano reanimar su fortuna, resignándose finalmente a convertirla en residencia de montaña y finca forestal. Curiosamente, fue Fazzari en este nuevo emplazamiento quien comenzó a embotellar agua mineral del cercano manantial de Mangiatorella, actividad que sigue vigente hoy en día.
Un lugar evocador pero abandonado
El complejo industrial ocupaba una superficie de unos 15.000 metros cuadrados y constaba de dos edificios separados: uno en forma de herradura con función residencial y administrativa; el segundo, sede de la acería. En el patio interior del palacio se conservan algunas reliquias de la época borbónica: un busto de granito de Fernando II y una bala de cañón grabada con una dedicatoria al soberano. Notable es la escalera que conduce al piso superior de la residencia, pintada al fresco con representaciones de las regiones italianas. Todo, sin embargo, en un abandono que, por romántico que sea, da lugar al pesar.
Un yacimiento ejemplar de arqueología industrial
Cerca de la Ferdinandea, visite el pueblo siderúrgico de Chiesa Vecchia, un raro ejemplo de pueblo protoindustrial del siglo XVII. En él estuvo activo un alto horno, parcialmente conservado, que suministraba el hierro fundido que ésta y otras ferrerías transformarían más tarde en artefactos como granadas y cañones. La zona ha sido objeto de una evaluación arqueológica que no sólo ha hecho legible la articulación de las distintas funciones de producción, sino que también ha revelado la existencia de un poblado obrero con iglesia en el que vivían unas 200 personas.
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