Playa libre en la costa de Trieste

Qué es y dónde está

Una señal en la carretera de la costa, en una posición desfilada cerca de un aparcamiento panorámico, indica un camino hacia el mar. Se trata de una escalera bastante sinuosa y abandonada, que afronta un importante desnivel y, a través de una vegetación exuberante y a veces salvaje, conduce a uno de los tramos de costa de baño más secretos del litoral de Trieste. Esperando al visitante suele haber poca gente, y a veces nadie. La playa se extiende a lo largo de menos de 200 metros, alternando guijarros más bien grandes con cantos rodados alisados por el viento y el agua. Desde aquí, la vista se extiende hasta los dos castillos -Miramare y Duino- que marcan el principio y el final de la costa triestina propiamente dicha. Más allá, Trieste con el Rive y las colinas cársticas del sureste.

Por qué es especial

Si el acceso al agua no es fácil debido a las piedras bastante grandes, una vez que se sacan los pies del fondo, todo esfuerzo se ve recompensado. Los aromas, los colores, los sonidos del mar y las formas del paisaje dan placer a todos los sentidos, y es un placer que sólo disfrutan los pocos que llegan a esta playa. Al salir del agua, no hay ducha ni chiringuito, pero sí la sensación de no necesitarlo después de todo. O no de inmediato. Sobre todo cuando el agua, debido al juego favorable de corrientes y vientos, es tan pura como si brotara de un invisible manantial submarino.