Scilla, del mar a Aspromonte

Dónde está Scilla

Calabria es una de las regiones más peculiares del Mediterráneo, impermeable y apretada como está entre dos mares. Y luego, ya sea tirreno o jónico, se pasa del mar a la montaña en el espacio de pocos kilómetros, ya sea a vuelo de pájaro o subiendo por una de las carreteras del interior, primero entre la maleza mediterránea, luego entre olivares y tierras cultivadas, y finalmente entre bosques que nada tienen que envidiar a los alpinos. En este cuadro regional destaca Scilla, que extiende su territorio desde el promontorio que domina el Estrecho hasta los 1.795 metros de altitud, uniéndose así a los 37 municipios del Parque Nacional del Aspromonte.

Por qué es especial: un paisaje único, pero no sólo

De las actividades marítimas, pesca de pez espada in primis, y turísticas, con los entretenimientos de Chianalea y las sombrillas de playa de la Marina Grande, se sube a los Piani d'Aspromonte, lejos de todo bullicio, con olivares y cultivos de hortalizas, especialmente las grandes judías "pappaluni", blancas o moteadas, muy delicadas. Alrededor, castañares, algo inesperado a esta latitud, por decirlo suavemente. Subiendo más, se entra en el cinturón de pastos, que proporciona a la mesa una gran variedad de quesos, entre ellos un pecorino canestrato de corteza oscura y sabor intenso. Por último, los bosques de abetos y hayas, que junto con las setas completan la gama de productos de un territorio único en altimetría, literalmente del mar a la montaña. Basta mencionar el papel tradicional de las alondras, los tordos, las codornices y las becadas en la cocina local.

La carretera que sube de Scilla a Aspromonte sube primero en panorámicas curvas cerradas para llegar a Melia y luego pasa por Sant'Angelo, continuando en fuerte pendiente hasta cruzar la carretera provincial Aspromonte-Ionio a 1300 metros. La ruta es un sube y baja sinuoso pero generoso con vistas salvajes que revelan el alma más sorprendente de Calabria. Parada obligatoria en Gambarie, estación frecuentada tanto en verano para practicar senderismo como en invierno para esquiar en el monte Scirocco, con el mar Tirreno y el Estrecho hasta el Etna al fondo.

No se pierda: una visita al Parque Nacional del Aspromonte

En cuanto a la naturaleza, uno de los símbolos del parque es el Abetazzo, un abeto monumental que se alza a 1593 metros sobre el nivel del mar en un pintoresco bosque mixto: robles, hayas, olmos... todos árboles de tamaño considerable, pero poco que ver con este gigante de 32 metros de altura y casi cinco de circunferencia, con la particularidad adicional de una segunda rama que se desprende del tronco a pocos palmos del suelo y se eleva como un candelabro, haciendo que el árbol sea aún más imponente. Una verdadera aparición, que se alza en la cima del camino que hay que seguir para llegar a él, con vistas de los bosques sobre el Estrecho hasta la costa siciliana.