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Pitigliano, un pueblo esculpido en el tiempo
En el valle del Fiora, de los etruscos al Gran Ducado, una novela de tres milenios
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Una ruta recomendada para llegar a Pitigliano es la que sube desde la costa del Argentario por la carretera estatal Maremmana en dirección a Orvieto, pasando del valle del Albegna al de la Fiora. El pueblo aparece en un acantilado de toba tallado por tres arroyos. La peculiaridad del lugar atrajo al hombre en la antigüedad y fue el origen de las fortunas de la Pitigliano etrusca y romana. Las casas alineadas en el acantilado, como esculpidas en la roca volcánica, protegen un pueblo nada menos que pintoresco.
Por qué es especial
En la Edad Media, los Orsini hicieron de Pitigliano la capital de su condado y la dotaron de una fortaleza. A su alrededor se extiende un sistema de tres plazas, la última de las cuales, actúa como rasgo de unión con el borgo propiamente dicho, con tres calles casi paralelas y un denso peine de callejuelas. Dentro de este entramado se encuentran dos realidades muy características: el barrio del Capisotto, en lo alto del acantilado, alrededor de la iglesia de Santa María, y el Ghetto, con la Sinagoga y los edificios ocupados por la antigua comunidad judía.
Para no perderse
La primera historia que merece la pena explorar es la de los etruscos, que cobran vida en las exposiciones del museo arqueológico del Palacio Orsini y en la evocadora ruta que discurre fuera de la ciudad a través de una necrópolis rocosa. La colección del museo abarca desde cerámicas primitivas hasta espectaculares vasos bucchero decorados en bajo relieve. Interesante por su actualidad es la sección dedicada al problema de las excavaciones clandestinas, que aún hoy se practican, y a la producción de falsificaciones, a su manera una forma de arte.
Un poco de historia
La diáspora del pueblo judío se ha visto alimentada a lo largo de los siglos en varias ocasiones por decretos de expulsión de tal o cual nación. Esporádicamente, sin embargo, sobrevivieron islas de tolerancia que atrajeron a los refugiados. Este fue el caso de Pitigliano, que en tiempos del Gran Ducado de Toscana acentuó este papel de "ciudad-refugio" hasta el punto de ganarse el sobrenombre de "Pequeña Jerusalén". El recuerdo de esta realidad permanece vivo gracias a la institución del Museo de Arte Judío y a la ruta que une los lugares más característicos del gueto.
Curiosidades
La presencia de la comunidad judía ha influido de manera singular en la tradición gastronómica de Pitigliano. De hecho, se habla de "cocina goym", o "cocina de los gentiles", en el sentido que este término toma para indicar a las personas ajenas a la religión judía. Una cocina maremmana, por tanto, "contaminada" por las costumbres de los recién llegados. Platos típicos de esta fusión gastronómica son los tortelli de requesón de oveja cubiertos de azúcar y canela, el cordero a buglione y la clásica alcachofa rellena.
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