Oratorio de San Giovanni, Urbino

Para no perderse

Casi todo el ciclo de frescos que narra la historia de San Juan Bautista puede atribuirse a los Salimbeni. Menos conocidas son sus dos Madonas votivas de la pared izquierda del oratorio, que demuestran claramente las diferencias estilísticas entre los dos artistas. La primera, conocida como la Madonna del Paraíso, se mantiene fiel a la tradición de la época en sus detalles, formas y colores, al igual que el riguroso Lorenzo. La segunda, entre San Sebastián y el Bautista, es una madre íntimamente ligada a su hijo. En ella y en los santos se aprecia un intento de búsqueda introspectiva, tan innovador como el de Jacopo.

Un poco de historia

Urbino es conocida por todos como la capital del Renacimiento y como la cuna de Rafael Sanzio, pero este pequeño pero fascinante or atorio merece absolutamente una visita. Los oratorios desempeñaban un importante papel de conexión en el tejido social gracias a los diversos apoyos que ofrecían a la comunidad, como la asistencia a los pobres o a los enfermos, como en el caso del Oratorio de San Giovanni, cuya función era también acoger a los penitentes, entre ellos el beato Pietro Spagnoli, cuyo cuerpo aún se exhibe bajo el altar mayor.

Curiosidad

Los hermanos Salimbeni, autores de la mayoría de los frescos del oratorio, son dos artistas cuyo lenguaje es extremadamente diferente: Lorenzo tiene un estilo más conservador y grácil, ciertamente más cercano a la precisión interpretativa típica del gótico internacional, mientras que Jacopo es más moderno, innovador y realista. Es precisamente la fusión de dos lenguajes tan heterogéneos lo que hace que estos frescos sean únicos y constituyan una obra maestra.