Necrópolis del "Padre Eterno" en Gravina (Apulia)

Qué es y dónde está

La Necrópolis del Padre Eterno es una zona del Parque Arqueológico de Bortomagno. En esta colina se encuentran los restos de un antiguo asentamiento y pruebas de las distintas épocas por las que pasó. Al valor histórico del lugar se añade su valor paisajístico: de hecho, se encuentra a poca distancia del barranco que da a la actual ciudad de Gravina, en Apulia.

Por qué es especial

Parece extraño que un lugar caracterizado por la fuerte presencia de civilizaciones griega, romana y anteriores se identifique con un nombre vinculado al cristianismo. En esta zona en concreto, las tumbas van acompañadas de vestigios de actividades productivas. ¿Por qué entonces este nombre? Probablemente, una zona tan rica en cavidades y barrancos ejercía cierta atracción sobre los eremitas, que adaptaron algunas de las estructuras a capillas rupestres para la oración. Esto lo sabían bien los arqueólogos que, en su afán por investigar las antiguas civilizaciones, se toparon con decoraciones pictóricas que representaban al Padre Eterno.

No se lo pierda

Para no perderse ningún detalle, es aconsejable ir acompañado de un guía: solo, puede resultar difícil captar todos los signos que se han conservado hasta nuestros días. Por ejemplo, ¿podría ver las dos Tumbas de los Guerreros? Son de las pocas de este yacimiento que se han encontrado intactas, sería una pena perdérselas.

Un poco de historia

Situado en la cresta occidental del barranco, al pie del parque arqueológico del Botromagno, la zona estuvo ocupada ininterrumpidamente desde el siglo IX al III a.C.. A una primera fase de ocupación atestiguada por la presencia de fondos de cabaña relacionados con asentamientos indígenas siguió, en la época colonial, una intensa frecuentación de la zona por parte de las comunidades peucete, ahora helenizadas, principalmente con fines funerarios. Una frecuentación posterior en la Edad Media está atestiguada, en particular, cerca de la cripta rupestre del lugar, a la que el sitio debe su nombre, que aún conserva vestigios de frescos bizantinos.

Foto: Maria Galella (CC BY-SA 4.0)

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