SHARRYLAND
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Para los habitantes de los Abruzos, la Majella es la "montaña madre ". Esta consideración se debe a su grandeza, pero sobre todo a una sacralidad del lugar sentida desde tiempos prehistóricos. Esta reverencia, por así decirlo, se ha reafirmado en sentido moderno con la creación del Parque Nacional que protege gran parte del macizo. Entre los diversos puntos de acceso a la zona, Lama dei Peligni destaca por la presencia de un centro de visitantes y un espacio faunístico que favorece el encuentro cercano con el rebeco de los Abruzos.
Por qué es especial
A primera vista, podría parecer que el rebeco de los Abruzos es un pariente cercano de los rebecos que pueblan gran parte de los Alpes. Es cierto, pero una mirada más atenta revela las diferencias. Empezando por la cabeza, sí, dotada de los característicos cuernos permanentes en forma de gancho, pero mucho más largos que los del rebeco del norte. Y luego la "máscara" de pelaje oscuro que cubre los ojos, destacando sobre el color claro de la garganta. Esto explica por qué se le ha llamado "el rebeco más bello del mundo".
No se lo pierda
Lama dei Peligni desempeñó un papel fundamental para salvar al rebeco de los Abruzos de la extinción. No lejos del pueblo, de hecho, se creó en 1990 la primera área silvestre dedicada a la reproducción en cautividad de la especie, con vistas a repoblar otros Apeninos con nuevos ejemplares. Esta zona protegida sigue ofreciendo hoy en día, acompañado de un guía naturalista, prismáticos en mano, la oportunidad más fácil de observar a estos maravillosos habitantes de las montañas.
Un poco de historia
Antes de la difusión de las armas de fuego, esta especie de rebeco estaba presente en gran parte de los Apeninos centro-sur. Sin embargo, el hecho de que hablemos del rebeco de los Abruzos sugiere que la caza indiscriminada lo obligó poco a poco a refugiarse en las montañas más inaccesibles de esta única región. Es a partir de aquí, sin embargo, donde comenzó la reciente recuperación, que ha elevado el número de ejemplares a casi tres mil, lo que confirma la perspectiva de restaurar la especie desde los montes Sibillini hasta el Pollino.
Curiosidad
El rebeco de los Abruzos estuvo a salvo, por así decirlo, mientras su caza fue exclusiva de la Casa Real. A principios del siglo XX, con la renuncia a esta prerrogativa, comenzaron los problemas que en pocos años llevaron a la especie al borde de la extinción. Pero fue el propio Rey Víctor Manuel III quien, en 1913, firmó un decreto, el primero de este tipo, para proteger al "rarísimo y endémico rebeco de los Abruzos".
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