La Riviera de los Ángeles - Dàvoli

Iglesias y palacios, ornamentación de un pueblo laborioso

La fortuna de Dàvoli en siglos pasados procedía del generoso caudal de sus cursos de agua, fuente de energía hidráulica capaz de impulsar siete molinos, nueve almazaras y cinco ferrerías. Eran los cimientos de una economía que abarcaba las actividades forestales, incluida la producción de carbón vegetal, y todo lo derivado de una agricultura generosa, del aceite al vino, de la quesería a las pieles, con un esbozo orgánico de artesanía, con un punto de orgullo para el tejido de la seda. La prosperidad generalizada ha permitido a Dàvoli distinguirse por la calidad de sus edificios y la vitalidad que aún hoy la distingue.

En el laberinto de callejuelas que conducen a la Matrice

La iglesia parroquial de Santa Bárbara, construida entre los siglos XV y XVI, se alza sobre la loma que marca el centro del pueblo, en lo alto de un entramado de callejuelas pintorescas. El edificio tiene tres naves y una fachada dividida por pilastras corintias, con una gran cornisa barroca que rodea el portal central. En el interior, nada menos que diez altares: la mirada converge primero en la estatua del santo titular (y copatrono), honrado a principios de diciembre con el beso de la reliquia, y luego se desplaza a la del patrón San Vittore, a guisa de soldado romano con la palma del martirio, protagonista de la gran fiesta prevista para los días 20 y 21 de julio.

La castaña, del bosque a las calles del pueblo

Dàvoli es uno de los municipios de Serre más comprometidos con la recuperación del cultivo del castaño. Entre las diversas iniciativas, con un momento de gran participación colectiva es la Fiesta de la Castaña, que se celebra en Davoli Borgo a principios de noviembre. La invitación que pasa de boca en boca es "¡jamu a castagne!" ante la perspectiva de reunirse en el pueblo para disfrutar de ellas tanto asadas (pastidi) como hervidas (vugghiute), cediendo también a la tentación de las mermeladas y los dulces.