El Museo del Tomate en Corte di Giarola

No se pierda

La Corte di Giarola, como sede del Parque Regional del Río Taro, reúne en su perímetro diversas actividades promocionales del territorio. Entre ellas, la propuesta gastronómica del restaurante típico instalado en un ala del complejo. Entre las citas que no hay que perderse está el llamado "tentempié en el patio " -torta frita, embutidos del día, vinos Colli di Parma-, que se agradece especialmente tras un paseo por el río. Mención aparte merece el Menú especial del Museo, inspirado en los grandes productos típicos de Parma y concebido como un apéndice gourmet a la visita.

Un poco de historia

Es bien sabido que el tomate es uno de los productos postcolombinos, es decir, que llegó al Viejo Continente tras el descubrimiento de América. Menos conocido es el hecho de que la implantación del tomate se vio frenada por la desconfianza que despertaba este fruto insólito, considerado durante mucho tiempo más una curiosidad botánica, e incluso un afrodisíaco, que un verdadero recurso alimentario. Tuvieron que pasar más de dos siglos para que el tomate convenciera a los europeos, y a los italianos en particular, que desde entonces lo han convertido no sólo en un elemento básico de su cocina, sino también en un recurso agroindustrial de primer orden.

Curiosidades

Una larga pared del museo está reservada a una colección de más de cien grandes tarros de conserva de tomate, testigos de la producción emiliana de principios del siglo XX. Lo interesante son las imágenes elegidas por las empresas para decorar sus superficies, algunas de las cuales, como los dos leones de Mutti, han permanecido en la memoria colectiva. Van de la heráldica a la mitología; de las figuras históricas a los monumentos; incluso medios de transporte, como un dirigible, y acontecimientos, como el famoso Baile del Excelsior, tomado para simbolizar el progreso que también representaba la conserva de tomate.