Vuelta a Monviso - Día 2

La historia es bien distinta: un día espléndido, sin una nube en el cielo, la hierba reluciente. Miramos a nuestro alrededor y conseguimos el primer objetivo de una larga lista: avistar la salamandra de Lanza, un raro anfibio de alta montaña. Ahí está, brillante y negra, chapoteando en el rocío.

La salamandra de Lanza, un raro anfibio exclusivo de los valles que suben hacia Monviso.

El sendero serpentea por una ladera entre rododendros en flor. Mágico. Luego continuamos entre nubes bajas, afloramientos rocosos y pequeños lagos hasta Rifugio Sella, altitud 2640, al pie de la cara este del Monviso. Se trata de un lugar histórico del alpinismo italiano, dedicado en 1905 a Quintino Sella, fundador del Club Alpino Italiano. La ruta clásica a la cumbre, 1.200 metros más arriba, comienza aquí, y hoy habrá tráfico a juzgar por los escaladores que retozan en la explanada. En nuestra interpretación del recorrido de Monviso, decidimos atajar por el valle del Po a través del Pian del Re, altitud 2020: los aparcamientos desbordados y el refugio sitiado, no caemos en la tentación de trepar por el punto con la inscripción "Qui nasce il Po" (Aquí nace el Po ). Más bien nos intriga un recinto con un cartel: "Parco del Po Cuneese - Torbiera di Pian del Re", que nos honra con una sorprendente floritura. Es el hábitat preferido, leemos, de nuestra querida salamandra, atrincherada a la espera de que se escape.

La cara este de Monviso: el refugio Quintino Sella (2640 m), un lugar emblemático del alpinismo

Reanudamos el ascenso en el Buco di Viso. Curioso nombre. Los franceses lo llaman "Përtus", "pertugio ", término que expresa mejor la idea de este paso abierto en 1481 entre las dos vertientes para acortar la conexión entre el valle del Po y el valle del Guil, es decir, entre el marquesado de Saluzzo y las regiones situadas más allá de los Alpes. Tiene menos de cien metros de largo, pero cuesta creer que caravanas de mulas pasaran por un túnel así durante siglos. Alcanzamos una altitud de 2882 metros en estrechas curvas de horquilla que rozan un pequeño cuartel de la antigua Guardia de Fronteras. La corriente de aire helado que sale del Buco nos hace sacar jerseys y sombreros de las mochilas. Terreno oscuro, húmedo y desigual, una experiencia claustrofóbica por poco.

Luchando con una pared de nieve en la cabecera francesa del Buco di Viso (m 2882)

Con unasorpresa final: una pared de nieve a la salida, debe tener tres metros y tenemos que hacer cadenas para pasar nuestras mochilas y luego izarnos de alguna manera hacia la luz deslumbrante con la que nos recibe Francia. Vaya, ¡qué día! El valle es precioso, poblado sólo por íbices y marmotas; descendemos por él rápida y silenciosamente hacia el Refuge du Viso, altitud 2460.