SHARRYLAND
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Sí, era y es. Las callejuelas y las casas pequeñas y sencillas contrastan y contrarrestan la poderosa mole del castillo alrededor del cual se han desarrollado. Pero hay algo extraño: en las paredes y en las calles hay murales e instalaciones artísticas, decididamente no medievales. La idea de la Pro Loco no era volver al pasado para consolidar el presente, sino catapultar a todo el pueblo hacia la contemporaneidad y la innovación. Así nació el festival de arte callejero, que devuelve la vida, el alma y el color a las paredes y puertas de edificios ahora abandonados.
Por qué es especial
Artistas de todo el mundo son convocados cada año para dejar su huella. Las paredes de casas abandonadas pero ahora habitadas son ofrecidas por sus propietarios para ofrecer las mejores vistas. Aquí, formas y colores reinterpretan de forma contemporánea los recuerdos y el alma de los habitantes del pequeño pueblo. Paseando por las calles durante el festival, uno es testigo de la creación de nuevas obras, admira las de ediciones pasadas y experimenta la vida de quienes nacieron y crecieron aquí, todo ello acompañado de conciertos y proyecciones de películas en la calle. Una inmersión total en el arte y la vida.
Imperdible
¿Qué no he mencionado que no puede faltar en un festival que se precie? Exacto, ¡la comida callejera! En este caso, sí que es una visita obligada, porque no tiene nada que ver con la comida callejera tal y como se entiende comúnmente. Fuera los puestos callejeros, los bocadillos y las frituras. Aquí, las ofertas gastronómicas proceden directamente de las cocinas de los ciudadanos y no es usted quien saldrá, sino quien entrará. Sí, señores. Estará cordialmente invitado a compartir la cocina y la mesa con los lugareños. También se organizarán talleres para enseñarle a preparar platos tradicionales, como Cielli y Cavatelli.
Un poco de historia
Bastó un correo electrónico de la Pro Loco a la artista Alice Pasquini para poner en marcha el proyecto. Inspirándose en fotografías de época, Alice hizo aflorar el pasado en las paredes del pueblo. De ahí surgió la idea de convertir la experiencia en un acontecimiento, que se repite cada año y atrae a numerosos visitantes. Se invita a artistas de renombre, se implica a la población y se da nueva vida a un pequeño pueblo que lucha contra la despoblación y las dificultades naturales. En efecto, el pueblo ha sufrido un terremoto, heladas y un corrimiento de tierras, pero lucha con todo el entusiasmo y la fuerza del festival para fortalecerse y volver a florecer.
Curiosidad
Uno de los actos del festival se llama Giochi da Osteria in piazza. Consiste en volver a proponer juegos tradicionales, en particular la Passatella, cuyos orígenes se remontan a la Antigua Roma. Consiste simplemente en elegir a un desafortunado e impedirle tocar durante toda la velada una sola gota de vino u otra bebida ligeramente alcohólica, con el único fin de burlarse de él y divertirse a sus espaldas. Descrita incluso por Horacio y Catón, ha seguido siendo parte integrante de la vida y las costumbres de los pueblos hasta nuestros días.
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