Cortelà y los viñedos de Monte Versa

Como telón de fondo de viñedos y olivares, el campanario de Cortelà destaca entre las casas del núcleo más meridional del municipio de Vo'.

Las viñas, explican, están plantadas 'a ritocchino', es decir, trepan por la ladera siguiendo las líneas de máxima inclinación, y en este caso hacen converger la mirada hacia la cresta, donde se encuentra la iglesia de los Santos Nazario y Celso. Pintoresco. De lo contrario, las hileras podrían seguir las curvas de nivel y entonces el viñedo se llamaría "un girapoggio". También hay poesía en la agricultura.

Un tractor pasa y vuelve a pasar entre las hileras para segar la franja de hierba que las separa y al final el resultado es digno de un jardín. Una vez alcanzada la cresta, la mirada barre el campo a su alrededor, desde la llanura hasta las colinas de detrás. Es fácil, entonces, comprender el significado del nombre Cortelà, del latín tardío Curtis-lata, gran corte, en el sentido medieval del término: una finca agrícola dominada por el terrateniente y sus campesinos.

Desde Cortelà, recorremos el pequeño valle del Monte Versa con las canteras de traquita de Zovon y el Monte della Madonna (m 523) al fondo.

Desde el pueblo, la carretera serpentea por las suaves ondulaciones del Monte Versa, que definirlo así es demasiado generoso, y luego sube hacia el Monte Vendevolo, hermano menor del Venda. Las viñas son las dueñas del paisaje, habiendo conquistado el espacio incluso en las laderas más impermeables, dándoles forma de crestas. Un mar verde, puntuado sólo por olivos y cerezos, cultivos históricos, con hileras de cipreses como paisaje a la entrada de las fincas.

Ascendiendo desde Cortelà, una vista de olivares y viñedos que se extiende hasta el inconfundible cono del monte Lozzo.

En las Colinas Euganeas han hecho las cosas en serio, estudiando la vocación enológica de cada suelo: son lugares, por ejemplo, de grandes tintos, Merlot y Cabernet Franc, por lo que hoy tendré que elegir un plato apropiado. Como los popularísimos bigoi co l'arna, fideos al torchio con ragú de pato; antaño precepto de Nuestra Señora del Rosario, a principios de octubre; hoy ya no están de temporada y enseguida se sabe por qué. O, según leo, el plato del día: faisán asado con cerezas, ¡caramba!