Castelbuono

Para no perderse

Partiendo del castillo municipal, podemos descubrir en su interior la capilla palatina de S. Anna, un embriagador júbilo barroco de estuco sobre fondo de oro puro, y la sede del Museo Cívico, una realidad cultural muy activa que alberga artefactos y testimonios de la zona, así como numerosas exposiciones de arte contemporáneo. También hay otro museo que visitar, el Museo Naturalista, donde se recogen las colecciones de flora y fauna que Francesco Minà Palumbo realizó a finales del siglo XIX en las entonces desconocidas Montañas Madonie. Tampoco hay que perderse la iglesia de la Matrice Vecchia, con su arquitectura románico-gótica tardía, y la iglesia medieval de S. Francesco, donde se encuentra el mausoleo de la familia Ventimiglia.

Un poco de historia

Castelbuono debe sus orígenes a los Ventimiglia, señores del condado de Geraci, que en 1317 erigieron el castillo en la loma que domina la fortaleza de época bizantina de "Ypsigro ", cuya conformación puede verse aún hoy en las estrechas callejuelas del centro urbano. Con el desarrollo urbano, el pueblo cambió su nombre por el de Castrum Bonum, hoy Castelbuono. Gracias al mecenazgo de la familia Ventimiglia, la corte se convirtió en un importante centro de cultura humanística que acogió, entre otros, al poeta Torquato Tasso y al matemático Francesco Maurolico. Más recientemente, Castelbuono se distinguió en la historia del Risorgimento y la Unificación de Italia, rebelándose contra el poder baronial. Una vitalidad social y cultural que sigue caracterizando a la pequeña "capital de las Ventimiglias".

Curiosidades

Prepare su paladar para descubrir originales especialidades gastronómicas. De hecho, Castelbuono es el único lugar de Italia, aparte de Pollina, donde se cultiva el maná. De memoria bíblica, el maná de las Madonie no es otra cosa que la savia azucarada condensada del fresno. Por su riqueza en oligoelementos, es bueno para comer, pero también es un valioso ingrediente en cosmética y farmacia. Aquí también se elabora el panettone de Fiasconaro (¡sí, ha leído bien!), una reinterpretación del postre milanés que el café de la familia Fiasconaro, en la plaza central, sirve relleno de crema de maná, pistacho o almendra.