Buso dei Briganti

No se lo pierda

El recorrido por el sendero del Monte Cinto sorprende a cada lado de la colina. Primero el museo de la Cava Bomba, luego los dinosaurios del camino, la cantera de Riolita que sugiere una atmósfera extraterrestre, nuevas plantas a cada paso y, por último, este lugar lleno de historias misteriosas, transportadas como un susurro por el viento que sopla desde las cuevas excavadas en la ladera, entre los afloramientos rocosos utilizados para esconderse, y luego hacia abajo en un agujero vertical: la puerta de entrada al refugio Briganti.

Un poco de historia

La colina ya albergaba el templo del dios Silvano en época romana. Más tarde, fueron los Scaligeri quienes hicieron construir en su cima uno de sus castillos para controlar el territorio, que más tarde fue destruido por Ezzelino da Romano. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando esta colina pasó a manos de los Briganti, en un clima de rebelión contra el control del territorio bajo el dominio de los Habsburgo. En particular, en 1848 Radetzsky instituyó la Sentencia Estatutaria para combatir el fenómeno, haciendo necesario que los rebeldes encontraran un refugio adecuado. Piénsese que sólo en 1856 fueron ahorcados públicamente en Este un centenar de bandoleros.

Curiosidad

Se cuenta la historia de un bandolero que consiguió escapar de las redadas de Radetzky. Se refugió en el Buso con su mujer, y allí permaneció el resto de su vida. Arrepentido de sus actos, a partir de entonces sólo robaba para dar a los más pobres y débiles, rezaba y se comprometía a ayudar a los enfermos y ancianos. A su muerte, para agradecerle su conversión, la Madre Naturaleza hizo crecer un almendro en el lugar donde falleció. Es reconocible por una característica muy específica: es el primero de sus congéneres que florece en todas las Colinas Euganeas.

Vista oriental del Buso Dei Briganti - Ph: James Dawson (CC BY-SA 4.0)